Kite’arsis – Cómo el kitesurf sana nuestra alma

Kite’arsis (neologismo) – del inglés “kite” /kaɪt/ – “cometa, kitesurf” + griego κάθαρσις (katharsis) /ˈka.θar.sis/ – “limpieza, purificación”
A menudo hablamos del impacto positivo del kitesurf en nuestra condición física general. Actividad al aire libre, trabajo corporal completo, activación de músculos profundos, coordinación motora – todos estos elementos tienen un efecto claramente positivo en nuestro cuerpo.
Hoy, sin embargo, me gustaría centrarme en cómo el kitesurf también sana nuestra alma, equilibra nuestros sentidos y nos enseña armonía y calma en la vida cotidiana.
Verdad kitesurfista nº 1: No controlamos todo en la vida
Vas al spot esperando una gran sesión, pero el viento no aparece. A menudo veo sorpresa, impotencia, decepción o incluso tristeza en los alumnos cuando se enfrentan a esto. Puede llevar varios minutos – o días – comprender: esto está fuera de mi control. El clima. No puedo soplar más fuerte, aunque quiera. Entonces lo aceptamos, cambiamos de plan, y esperamos al viento.
¿Cuántas veces chocamos con estas “paredes” en la vida? Se cancela un vuelo, se cierra la oficina antes de tiempo, ya no quedan tus pasteles favoritos (¡qué horror!). Cosas pequeñas que nos arruinan el día.
Con el kitesurf aprendes que aunque te sientas en control de tu destino, hay cosas que simplemente no puedes cambiar – y hay que aceptarlo. Aprendes a cultivar la calma y proteger tu energía en vez de malgastarla en lo que no depende de ti.
Verdad kitesurfista nº 2: Cuando pierdes el control – suelta
“¡Suelta la barra!” ¿Cuántas veces lo has oído en tus clases de kitesurf? Probablemente es la frase más repetida en cualquier spot.
Nuestros reflejos nos dicen que hay que agarrarse más fuerte cuando algo va mal. Nos tensamos, nos aferramos, luchamos, y la vida nos arrastra por la zona de potencia como una piedra – sin mejorar nada. Pero a veces solo hay que SOLTAR. Entonces todo vuelve a su sitio, desaparece la tensión, respiramos de nuevo, y la vida se reinicia – igual que el kite volviendo a las 12.
Tarda en convertirse en hábito, pero vale la pena. Sin él, no llegas lejos – y si lo haces, la primera racha fuerte te estampa de cara contra el agua.
Verdad kitesurfista nº 3: No fuerces – siente: buscando el punto dulce de la vida
La cometa es el medio entre tú y el viento. Te enganchas al leash, cierras el chicken loop – y de repente eres un solo sistema. Sientes el viento a través del arnés, y con la barra te comunicas con la cometa para canalizar su energía.
El “sweet spot” es ese punto que cambia constantemente y donde la barra está en la posición ideal. Si tiras poco – las líneas se aflojan y pierdes conexión. Si tiras demasiado – la cometa te arrastra o se cae. Encontrar ese punto dulce es un diálogo constante con el viento. Lees sus señales, respondes con tu cuerpo, y haces que trabaje a tu favor. El equilibrio no se logra con fuerza, sino con sensibilidad y reacción.
También en la vida no se trata de empujar con fuerza, sino de guiar con inteligencia, comunicarse bien y canalizar la energía adecuadamente – ya sea para una navegación suave o para un salto de 30 metros.
Verdad kitesurfista nº 4: A veces arriba, a veces abajo – caer nos hace crecer
Aprendes a dirigir, haces tus primeros body drags, te subes a la tabla, navegas en ambos sentidos – y finalmente subes viento. ¡Ya eres un kiter independiente! Decenas de caídas detrás de ti. Y piensas: ahora solo a disfrutar, sin tragar más agua salada. Claro. Pero de repente te pica el gusanillo: ¿y si pruebo ese backroll?
Y lo haces: backroll, frontroll, onefoot, darkslide – y te caes otra vez, te enjuagas las fosas nasales, y haces body drag hasta recuperar la tabla. El kitesurf es una historia sin fin. Aprendes algo – y ya quieres más. Y todo progreso – sea un truco nuevo o un cambio en tu vida – trae consigo tropiezos, errores y retrocesos. Sin ellos no hay evolución.
Así que no te frustres si algo se complica: nuevo trabajo, relación, mudanza. No será fácil. Pero recuerda: antes del progreso viene el retroceso. Cada caída forma parte del crecimiento.
Como ves, el kitesurf no solo fortalece el cuerpo, sino que también es un camino hacia la paz interior. Cuanto más tiempo paso con la cometa, más lecciones de vida descubro que me ayudan a navegar los momentos difíciles.
Así que sigamos navegando – ¡y no dejemos de ser kiters cuando pisamos tierra! Cultivemos esta mentalidad – en lo bueno y en lo malo. 🙂
Kite’arsis (neologismo: del inglés kite + griego katharsis – purificación) – término que describe el proceso emocional y espiritual de limpieza interior que ocurre durante la práctica del kitesurf. Hace referencia a un estado de equilibrio, calma y aceptación de condiciones externas incontrolables (como el viento). Kite’arsis combina actividad física con una experiencia psicológica profunda – enseñando paciencia, consciencia y el arte de soltar en momentos de tensión. Es una metáfora de la vida, donde lo más importante no es la fuerza, sino el equilibrio, la flexibilidad y la confianza en el proceso.